miércoles, febrero 27, 2008

elefantèsis

Soñè que mataba un elefante; con mis propias manos, sin ningún esfuerzo. Era un animal salvaje. A mi alrededor se sucedìan ruidos tan extraños y tan diversos como si estuviera habitando las entrañas del mismo infierno. Le arranquè los colmillos con mis uñas y después limè durante horas estos dientes filosos, brillantes, nacarados de barniz blanco y que ahora luzco como medias lunas de marfil con los que puedo morder, rasgar, roer y hasta abrir latas de aceite.
El elefante yacìa extendido sobre la tierra sacudida por nuestra vaga lucha cuando de pronto, desde la nada mas espectral se apareciò un àngel que me hablò asì:
“Has matado a un elefante en buena ley” dijo, “pero no puedes dejarlo aquí. Debes llevarlo hasta el cementerio donde ellos van a morir. Tienes tres dìas para realizar tu trabajo, caso contrario moriràs con èl”.
Y aquì estoy hace ya muchas horas sin haber podido ni siquiera moverlo un centímetro. Sin fuerzas, hambriento, con sed y esperando un milagro que me ayude a despertar e implorando por alguien que acuda en mi ayuda.
¿Què serà de mi y de estos bravos dientes que relucen como relámpagos en la oscuridad?
¿Dónde expiarè mi sueño? ¿En que selva? ¿Con què rumor?

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