jueves, octubre 21, 2010

oktubre

Los poetas, como cualquier mortal, aman la vida. Y como cualquier mortal cuando sienten que no pueden volar, que el bien mas preciado que atesoran y que es la libertad es anulada o se vulnera, ellos, como cualquier mortal a veces se suicidan.
La libertad no es un vínculo con la realidad, es una cosmovisión que todo ser humano lleva en su ADN para ser partícipe y hacer participar de este viaje inacabable hacia una utopía inalcanzable que se llama vida. Inacabable porque siempre existirá la vida sobre el planeta y cuando se extinga la vida sobre nuestro planeta tierra el universo seguirá vivo por toda la eternidad aunque sea bajo el aspecto de una nube de gas de nada.
Esa es la primera experiencia que uno aprende cuando se enamora. Observamos que tenemos un corazón capaz de latir intensamente por otra persona que no somos nosotros y eso nos habla de que hay algo mas importante que respirar porque sí, comer porque sí, hablar porque sí, o apoliyar porque sí, porque el aire es gratis.
¿Y ese algo más como se llama?
Pueden nombrarlo como quieran, como les plazca y les parezca. Es libre.
Yo elijo llamar a ese algo más como Justicia.
Porque si hay justicia en nuestro corazón cuando nos enamoramos tiene que haber justicia en el dolor cuando nos asesinan, nos violan o nos hambrean.
No hablo de la palabra en sí, ni siquiera hablo de su sonido. Hablo de su sentido y de la conexión directa, lisa y llana que tiene la palabra justicia con la libertad.

Hay que poner en la carcel de forma inmediata a los asesinos de Mariano Ferreyra porque ellos son los que laburan metodologicamente para que nosotros terminemos suicidándonos como sociedad.
El deseo íntimo de nuestros enemigos es que el pueblo argentino cave su futuro en una fosa de amianto y amnesia. Por eso matan y asesinan meticulosamente a los mejores cuadros políticos que ha dado nuestro pueblo.
Estemos como nunca atentos a este presente que es muy valioso como para dejarlo en manos de estos mafiosos hijos de remil putas que no tienen patria, ni bandera, ni destino, ni puerto.