domingo, octubre 30, 2011

El silbido y la sombra

Le faltaba la pierna izquierda
parecía sumergido en la admonición de su bienestar
arrastrando la prudencia de las cobras.
Silbaba.
Ella lo tomaba del brazo
y en cada esquina le acariciaba el hombro.
Los seguí hasta los escombros de la luz
después volví a mi sombra;
la cara de esa mujer
era la de Emma Zunz*.

Hoy golpeó la puerta de mi casa
le tembló la voz cuando dije que la había reconocido
me observó como quien mira sangre
y se perdió en el fondo del zaguán.

Ahora ella es la que espera
como si un cuerpo hiciera las veces de otro cuerpo
como si los desplazamientos de Emma Zunz se
relacionaran con direcciones opuestas:
hacia fuera para armar la coartada
hacia adentro para consumar el crimen.
¿Quién teje bajo el crepitar del fuego su conjuro en la noche?
El viento sopla quisquilloso
su polvareda sorda.


* Emma Zunz: Cuento de Borges donde el narrador parece ausente y los hechos se presentan por si solos como en un informe.