martes, enero 26, 2010

Mantra al sur

Casi me mato en una esquina de Pompeya pensando en vos
canto tu nombre bajo la nada
nombro la casa donde vivimos
evoco el sueño que tus làgrimas
dibujaron sobre la ley del peregrino

no tiembles
el frìo y el miedo son pinzas tejedoras
anidàndose en la noche
que escupe amables riñas mortales.

Bajo la piel del riachuelo.
nuestra pintura blanca
manchada con tiza volcànica
duerme en el fondo del plano.

El barrio es la canción que suena en tu memoria.
Somos la sombra de la nueva Buenos Aires
la que apoliya cuando madruga y te madruga cuando apoliya.

lunes, enero 25, 2010

marejada

Estoy sentado y respiro el aire de flores quemadas.
Este atardecer de palabras se mezcla con el origen de tu orfandad.
Una golondrina busca en tus ojos
¿Què busca una golondrina en tus ojos?
Tal vez esta dulce canciòn desatada
en el agua que la calle recoge de tu boca como un baldazo de fuego en mì

Barrio
olvidé el camino
siempre termino sentado en la placita
cerca de una Aloe Vera
y a veces aparece Graziana con su dulzor de perlas
dicièndome
¿otra vez perdido vos?

Me oriento del revés
como en una impresión litográfica
siempre bordeando las fuentes
siempre pulseando desmanes.

Luz de tus venas inyectadas en niebla
podrìamos hamacarnos juntos
aunque
prefiero hamacarte primero
para que me mires después
revolcar mis ojos en la marejada.

Poêsis (Aspacia)

Quién canta sobre una fuente de agua recién nacida?
Es el viento
la tristeza de quien contempla arder las hojas secas en el sabor de aquel nuevo
porvenir.
Veo visiones
el instinto del sol de los pintores desesperados dibujando sombras como frutos que germinan en la soledad de la luz del sur.
La ramera escribe
yo traduzco
¿No lleva acaso un nombre hermoso?
Aspacia
la encendida, la encantada, la trágica.
la que ve visiones conmigo:
Un grupo de muchachos comen strogonoff de camarones y se lamen las encías con sus pinceles de fuego
hablan sobre pictografías de la destrucción
fabrican pigmentos
embrulhan figueiras
nacen, se reproducen y mueren bailando en el lodo de las dulces vírgenes altivas que apoyan el festìn salando el plato principal.

Oh Aspacia visionaria! Honorable asesina!
vuelve a soñar alguna vez conmigo
otra aventura fugaz
como la que soñamos ayer.



2da feira, 25 de janeiro 2010.

A Tom Jobim

domingo, enero 24, 2010

premeditaciòn y alevosìa (Alondra)

Este traje a rayas que tan bien luzco
Indica que soy el asesino del hombre cuyo asesino busco.
Pero no hablemos de muerte en esta noche sin sombras
Hablemos de la que espera, esa que llaman Alondra.
No es una mujer comùn porque hasta el diablo le teme
Y aunque su hielo te queme arderàs si te persigna

Es una fruta maligna
Y el que la prueba se muere.
Nunca conviene hechizar a quien construye ciudades
Es mejor vivir volando que arrastrando las alas
Con el pico y con la pala tambièn se tejen maldades.

Cuando hay poco que decir
Es que hay mucho por hablar
Y yo les quiero contar
Que soñar no es predecir.

Ella estaba enamorada de un canalla como yo
Sin saber que los canallas no tenemos compasión.
Pensò en comprar una casa, pintar un cuarto de azul
Y cuando llegue el verano quien sabe viajar al sur.

Nada de eso sucediò
Porque al yuta me encontrè
Y como tengo memoria
De un puntazo lo matè.

Mi error fue olvidarme
El detalle de las cosas
Y perdièndome el jardìn
Puse mi ficha a a las rosas.

Una mujer como Alondra
Merecìa mejor suerte
Por eso, este que soy
Quiere volver a verte.

Monroe y Triunvirato

Estaba bostezando en una esquina
cuando de la nada apareciste vos
-Buen dìa_ me dijiste- ¿Tenès fuego?
Y yo sin titubeos charla y fuego te ofrecì:


El capital viene arrastrando sangre y lodo
¿Còmo escribir una canciòn?
Nacì en la Siberia, crecì cerca de todo
y ahora ante tus ojos, la desolaciòn.

Conjura de los àridos andenes
amar no es privilegio del amor.
“Gracias” balbuceàs y con desgano
pitàs tu cigarrillo bajo el sol.

En la noche que avanza imperceptible
mis huesos ateos persignan tu garganta
el rocìo de tu lengua me atraganta
porque estàs tornàndote invisible.

Versos que se apagan con el viento de la historia
dedos que percuten el ardid de un bandoneòn
ella y su tormenta sellaron la memoria
de un tanguito rante, sin trama y sin patròn.