en tres
partidas como la humedad de
este ajedrez
zen que la noche abre en frìo
descerebra
anuncia y
canta.
Nos queda el amor filial
hilando fino
afilando
perfidia
amor hamàcate
deslizo armonia por el tobogàn sin cabeza
¿y las nenas, mi Dios?
buen dìa buen dios
trajeron
poco y mucho a la vez
esa pequeñas percutidas voces
ermitañas
esos mocos, esas dulces franjas de cafè en la sombra de sus almas purgadas como por encanto
limbo
zamba
azada
dadà
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