lunes, abril 30, 2007

planalto

Fue una explosiòn serena, controlada en sus mìnimos detalles y alimentada desde el ojo del volcàn con dosis quirùrgicas de pòlvora àcida.
Mi padre me advirtiò que tomara cuidado con los rosarios del templo. Donde ayer habìan, pianos, fagotes y otras insolencias hoy solo hay un pajarraco sobre las piedras ocupando el lugar del rompecabezas de los sonidos. Es un misterio el camino hacia la inmortalidad.
La bùsqueda de un sentido a nuestra existencia hace que toda la razòn del universo pueda poblarse de fantasmas cuando lo que vemos es mas fuerte que la propia crepitud de la batalla.

Yo no me acerco, mis enemigos se alejan.
La verdad de esta conquista irradia fuerza con su dulzor de sangre.
El vuelo de las naves asombra.
Ya no hay mapas, ya no hay mundo que pueda evitar la señal de la infatigable merced.
Vean esos àrboles
Las nubes, el calor y el frìo obedecen leyes térmicas pero también a combustiones del alma.
Todos deberàn dejarse cegar por el rayo del ojo del volcàn
solo asì podremos recordar la
uncial delicadeza de un corazòn abandonado en el amable ambar de la noche.

1 comentario:

Anónimo dijo...

algun dìa (alguna noche) voy a filmar un corto con esta historia

(n.n)